Impacto económico global y en México de políticas arancelarias proteccionistas
El llamado “efecto Trump” alude a una política comercial proteccionista con aranceles elevados en Estados Unidos. Este escenario tiene implicaciones significativas a nivel mundial y para México. En términos generales, el aumento de aranceles actúa como un shock negativo de oferta, encareciendo las importaciones y elevando precios domésticos. Esto tiende a disparar la inflación y a reducir el poder adquisitivo real. De hecho, simulaciones económicas estiman que una política arancelaria agresiva en EE.UU. podría disminuir las importaciones estadounidenses ~9% y contraer su renta real per cápita ~15%, debido al fuerte repunte de precios internos que erosionan el bienestar. En otras palabras, los aranceles funcionan como un impuesto al consumo, elevando costos para empresas y consumidores en EE.UU., lo que puede frenar el crecimiento económico a corto plazo. El propio Trump reconoció que estas medidas causarían “turbulencias” iniciales en la economía, y los bancos centrales (como la Reserva Federal) podrían verse forzados a subir tasas para contener la inflación resultante.
A nivel global, el proteccionismo estadounidense distorsiona los flujos comerciales y genera incertidumbre en inversiones. La sola expectativa de aranceles altos aumenta la volatilidad financiera: por ejemplo, recientes anuncios de tarifas generalizadas provocaron caídas bursátiles en Asia, Europa y Wall Street. Las empresas, ante la falta de claridad en “plazos, magnitud y productos afectados”, posponen decisiones de inversión – un shock negativo de demanda – hasta tener un panorama más previsible. En cuanto a la distribución de impactos, Asia sería la región más perjudicada dada su dependencia de exportaciones a EE.UU. (China, India, Corea del Sur y Japón enfrentarían las mayores caídas). La Eurozona, en cambio, podría amortiguar mejor el golpe e incluso aumentar su cuota comercial global al redirigirse intercambios comerciales.
Por otro lado, México también podría beneficiarse por redireccionamiento de comercio y nearshoring. Muchas empresas, ante aranceles a China u otros países asiáticos, han optado por relocalizar producción en México para aprovechar su acceso libre de arancel a EE.UU. . En los últimos años ya se vio cómo la guerra comercial EE.UU.-China convirtió a México en el principal socio comercial de Estados Unidos, superando a China, gracias al desvío de manufactura e inversión. Este fenómeno de nearshoring (trasladar fábricas más cerca del mercado estadounidense) se aceleró no solo por los aranceles, sino también por la búsqueda de cadenas de suministro resilientes. México, con costos laborales bajos, ubicación estratégica y tratados comerciales, está captando una oleada de inversión extranjera directa récord en sectores como automotriz, electrónicos y logística. En resumen, el impacto para México de una política proteccionista de EE.UU. depende de cómo se aplique: puede ser negativo si se imponen barreras a sus exportaciones, pero también puede significar una oportunidad de absorción de inversiones desviadas de otras regiones, siempre y cuando México mantenga estabilidad macroeconómica y respeto al T-MEC.
Desempeño de los activos fijos frente a inflación e incertidumbre global
Ante un entorno de alta inflación e incertidumbre económica global, los activos fijos (bienes raíces, infraestructura, etc.) tienden a comportarse como refugio de valor. Históricamente, los inmuebles “protegen” el patrimonio contra la inflación porque sus precios y rentas tienden a ajustarse al alza con el nivel general de precios. Por ejemplo, si suben los costos de construcción, materiales y mano de obra por la inflación, el valor de reposición de una bodega industrial nueva será mayor, lo que empuja al alza el valor de las existentes. Asimismo, en muchos contratos de arrendamiento de bienes inmuebles se incluyen cláusulas de ajuste por inflación o se renegocian rentas periódicamente, de modo que el ingreso que generan sube con la inflación, preservando el poder adquisitivo del inversionista. En resumen, a mediano y largo plazo los activos reales suelen mantener o aumentar su valor real, funcionando como cobertura ante la pérdida de valor del dinero.
Además, en tiempos de incertidumbre global, los inversionistas institucionales suelen rotar hacia activos tangibles y de bajo riesgo, como propiedades y metales preciosos, aumentando la demanda de estos. Un claro ejemplo es el oro, tradicional indicador de refugio: en 2024-2025, la combinación de incertidumbre económica, geopolítica y presiones inflacionarias llevó al oro a máximos históricos (superando los US$3,100 por onza a inicios de abril de 2025). Este repunte (+39% interanual) se dio en paralelo al anuncio de aranceles masivos de EE.UU., reforzando el estatus del oro como activo refugio cuando “el apetito por el riesgo se reduce”. Si el oro, que no produce rentas, refleja tal aumento, es indicativo de que activos reales con flujo (como los inmuebles) también son muy cotizados para resguardar patrimonio en contextos volátiles.
Ahora bien, no todo es inmediato ni lineal. En el corto plazo, un shock inflacionario fuerte suele llevar a bancos centrales a subir las tasas de interés, encareciendo el crédito. Tasas más altas pueden enfriar temporalmente el mercado inmobiliario, ya que financiar proyectos o compras resulta más caro y algunos inversionistas pueden preferir instrumentos de renta fija. Esto puede moderar la plusvalía de los inmuebles en el corto plazo e incluso provocar ajustes a la baja en ciertos mercados sobrecalentados. Sin embargo, en horizonte de mediano plazo, si la inflación permanece elevada, los activos fijos eventualmente reflejan ese nuevo nivel de precios. Es decir, tras un periodo de adaptación (precios estabilizándose mientras suben rentas), los bienes raíces suelen recuperar dinamismo una vez que el beneficio de la renta actualizada pesa más que el efecto de tasas altas. En suma, frente a inflación alta e incertidumbre prolongada, mantener parte del patrimonio en activos fijos ayuda a conservar valor real, aunque hay que estar preparado para cierta illiquidez y ciclos: su cotización no es día a día, pero a cambio ofrecen estabilidad y apreciación a largo plazo.
En particular, bodegas industriales y naves logísticas se han destacado dentro de los activos inmobiliarios. Este subsector ha mostrado resiliencia e incluso crecimiento durante recientes episodios de estrés económico global (guerra comercial, pandemia), apoyado por tendencias estructurales: auge del comercio electrónico, necesidad de inventarios más cerca del consumidor, y como ya mencionamos, nearshoring. En México, la demanda por espacios industriales está en pleno auge. Tan solo en el primer semestre de 2024 se rentaron 1.2 millones de m² de naves industriales, un +39.5% más que el año anterior, impulsado por la llegada de nuevas plantas automotrices, fabricantes de electrodomésticos, electrónica, etc. Los desarrolladores han acelerado construcción de parques industriales para satisfacer este apetito, pero aun así la vacancia es bajísima: a inicios de 2024 la disponibilidad nacional de espacios industriales rondaba apenas 1.8%, y en la región norte (ej. Monterrey, frontera) la desocupación de naves clase A era de ~0.9%, prácticamente pleno empleo del inventario. Esto significa que prácticamente cualquier nueva nave de calidad encuentra inquilino rápidamente dado el desequilibrio oferta-demanda a favor de propietarios. Con tan poca disponibilidad, es previsible una presión alcista en rentas y valores de venta en los próximos años. De hecho, ya se observan incrementos en rentas industriales en México (ej., Monterrey promedia ~US$7.1 por m² al mes en 2024) y se espera continúen al alza.
En Estados Unidos, el mercado de bienes industriales también vivió un boom post-2020, aunque ahora empieza a normalizarse. La tasa de vacancia industrial estadounidense subió a ~6–8% en 2024 tras mínimos históricos alrededor de 4% en 2022, debido a una fuerte entrega de nueva oferta. Aun así, la ocupación se mantiene saludable y la renta promedio sigue creciendo ligeramente (ej., +6.6% anual a fines de 2024), aunque a un ritmo menor que años anteriores. Si EE.UU. implementa una política de producción nacional (derivada de aranceles a importaciones), a mediano plazo podría aumentar aún más la demanda de instalaciones industriales en suelo estadounidense (fábricas, almacenes regionales), lo cual beneficiaría este tipo de activo allá también. La diferencia es que en EE.UU. el mercado es más maduro y los retornos tienden a ser más estables pero menores (cap rates más apretados). En cambio, mercados emergentes como México, con mayor desequilibrio entre oferta y demanda actualmente, pueden ofrecer retornos más altos (junto con mayor riesgo). En todo caso, tanto en México como en EE.UU., los activos industriales pintan como ganadores relativos frente a la inflación y la incertidumbre global, respaldados por necesidades reales de la economía (logística, manufactura).
Inversión en bodegas industriales: Integra Santa Rosa (México) vs. Estados Unidos u otras regiones
Integra Santa Rosa es un nuevo parque industrial “AAA” ubicado en Apodaca, Nuevo León (zona metropolitana de Monterrey). Su propuesta ejemplifica las ventajas de invertir en bodegas industriales en México. Cuenta con infraestructura de vanguardia (amplias avenidas de concreto reforzado, servicios subterráneos, seguridad 24/7, sistema contra incendios) y una ubicación estratégica cerca del aeropuerto de Monterrey, con acceso directo a vías hacia la frontera de EE.UU. y el centro del país. Esta ubicación en el norte industrial de México es clave: Monterrey es un hub manufacturero y logístico, posicionado para aprovechar el nearshoring y el comercio transfronterizo. Integra Santa Rosa ofrece naves modulares desde ~2,700 m² hasta mega-bodegas de 30,000 m², con especificaciones modernas (altura 14 m, andenes para tráiler, grúas de 5–15 toneladas, etc.). Está diseñado pensando tanto en empresas operativas (que buscan instalaciones eficientes para producción/distribución) como en inversionistas inmobiliarios que buscan plusvalía y rentas estables, lo que se refleja en su esquema de copropiedad para inversionistas.
¿Por qué invertir en una bodega industrial en México (ej. Integra Santa Rosa)? En términos de rendimiento, las bodegas industriales en México pueden ofrecer rentabilidades atractivas superiores a mercados desarrollados. Según datos de Integra Santa Rosa, el precio de venta de una nave industrial premium ronda los $13,700 MXN por m², mientras que la renta mensual típica oscila entre $90 y $210 MXN/m² dependiendo de la región y calidad; sus naves triple A pueden lograr alrededor de $180 MXN/m²/mes en mercados fuertes. Con esos parámetros, una bodega de, por ejemplo, 2,800 m² podría generar ingresos brutos del orden de $4.2 millones de MXN al año en rentas (a un precio de arrendamiento competitivo promocional de $125 MXN/m²/mes). Esto implicaría un yield anual cercano al 11% en pesos, notablemente alto. Incluso ajustando por inflación o eventuales alzas en renta a niveles de mercado pleno (ej. subir de $125 a $300/m²/mes en 5–10 años), el inversionista puede beneficiarse de flujos crecientes y de la apreciación del activo (plusvalía del terreno y la nave). Cabe señalar que estos retornos vienen acompañados de riesgo cambiario: la inversión es en pesos (aunque muchos contratos industriales están denominados en dólares o con ajustes por tipo de cambio, lo cual mitiga parcialmente la devaluación). Si el peso se deprecia, puede mermar el retorno en dólares; por el contrario, si el peso se mantiene estable o se aprecia gracias a la entrada de inversión y exportaciones, el inversionista extranjero gana doble (rentabilidad local + apreciación cambiaria). En los últimos tiempos el peso mexicano ha estado relativamente fuerte debido a exportaciones récord y altas tasas locales.
Otra ventaja de México es el potencial de crecimiento: la llegada de empresas extranjeras estableciendo plantas (Lego, BMW, Hynday, etc. anunciando inversiones en Nuevo León, Coahuila, etc.) augura una demanda sostenida de espacios industriales a mediano y largo plazo. Ciudades del norte como Monterrey, Tijuana, Ciudad Juárez, Saltillo, así como del Bajío (Querétaro, Guanajuato) y incluso el centro (Estado de México, Puebla), están viendo una expansión industrial sin precedentes. Esto posiciona a las bodegas industriales como una inversión con flujo estable a largo plazo (los arrendatarios industriales suelen firmar contratos mínimos de 5-10 años) y con plusvalía por crecimiento económico. Adicionalmente, los costos operativos (ej. mantenimiento, seguridad) en México son más bajos, lo que mejora los márgenes netos para el propietario vs. operar una propiedad similar en EE.UU.
¿Y qué hay de los riesgos o contras? Invertir en inmuebles industriales en México conlleva ciertos riesgos idiosincráticos a considerar: la incertidumbre política/comercial (ej., posibles tensiones en la relación con EE.UU., cambios en políticas energéticas o fiscales internas) podría afectar la confianza de los inquilinos o la valuación. Por ejemplo, si en un giro inesperado EE.UU. decidiera imponer aranceles unilaterales a productos mexicanos (violando o saliéndose del T-MEC), eso impactaría directamente la demanda de espacios industriales orientados a la exportación. Este riesgo es bajo bajo el tratado vigente, pero no imposible en escenarios extremos. También existe riesgo de ejecución e infraestructura: el boom industrial exige mejoras en electricidad, agua, carreteras; si la infraestructura no crece al ritmo (ej. limitaciones de energía en ciertas zonas), podría frenar el desarrollo. Otro factor es la seguridad y Estado de derecho: inversionistas extranjeros evalúan la estabilidad social y la certeza jurídica (cumplimiento de contratos, protección de la propiedad). México ha avanzado en atraer capital, pero estos aspectos siempre pesan en el perfil de riesgo (más que en Canadá o EE.UU., por ejemplo).
Comparativamente, invertir en bodegas industriales en EE.UU. ofrece un perfil de riesgo-retorno distinto. En Estados Unidos, especialmente en mercados logísticos consolidados (Dallas, Los Ángeles, Chicago, etc.), las tasas de capitalización (cap rates) son más bajas – típicamente en el rango de ~5-7% anual en dólares – reflejo de menor riesgo percibido y altísima liquidez (muchos fondos REIT compiten por estos activos). El mercado es muy líquido y profundo: es más fácil comprar/vender propiedades mediante brokers, mercados públicos (REITs) y con financiamiento a tasas más estables. Además, el riesgo cambiario es nulo para quien invierte en USD. Con la política proteccionista, es posible que ciertas regiones industriales de EE.UU. vean un repunte en ocupación (por relocalización de plantas antes en Asia hacia suelo estadounidense); sin embargo, también se podría encarecer la construcción (por aranceles al acero, materiales importados), moderando algo la expansión. En cualquier caso, EE.UU. provee un entorno jurídico muy sólido y contratos igualmente de largo plazo con inquilinos solventes, pero con menos espacio para fuertes apreciaciones porque el mercado ya está en un punto maduro. De hecho, tras varios años de alzas, en 2024 las rentas industriales en EE.UU. mostraron signos de desaceleración (crecimiento anual proyectado <2%, el más bajo en una década y la vacancia subió ligeramente, indicando que la oferta está alcanzando a la demanda. Esto sugiere que en EE.UU. el inversionista obtendrá estabilidad y protección en USD, pero quizás no los crecimientos explosivos que se ven en México hoy por hoy.
Otras regiones relevantes podrían incluir Canadá (también beneficiado por nearshoring y con mercado estable, aunque más pequeño) o incluso países como España u otros con mercados logísticos en crecimiento, pero para fines comparativos la disyuntiva principal de un inversionista mexicano o estadounidense sería México vs. EE.UU.. Muchos inversionistas diversifican y toman ambas: por ejemplo, pueden participar en un parque industrial en México (para capturar alto rendimiento) y también en propiedades industriales en EE.UU. vía un fondo o REIT (para balancear con un activo refugio en dólares). En síntesis, Integra Santa Rosa y parques similares en México ofrecen un caso de inversión de medio riesgo con alto potencial de rendimiento, apoyado por tendencias estructurales positivas, mientras que invertir en inmuebles industriales en EE.UU. ofrece menor riesgo y moneda fuerte, pero con rendimientos más moderados. La decisión dependerá del apetito de riesgo, horizonte de inversión y la confianza en el entorno de cada país.
Comparativa de bodegas industriales vs. oro, efectivo y otras inversiones conservadoras
Activo | Rendimiento Esperado | Nivel de Riesgo | Liquidez | Inflación e Incertidumbre |
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Bodega industrial (Inmueble) | Alto (~8–12% anual en MXN; ~5–7% en USD, mas plusvalía e inflación, generando un ROI del 16.5% al 22%) | Medio | Baja-Media depende del proyecto | Buena cobertura ante inflación. Demanda sólida. |
Oro (metal precioso) | Variable. +39% en 2024-25. No genera flujo. | Bajo-Medio | Alta | Activo refugio. Protege valor en crisis. |
Efectivo (cash) | Bajo. Rendimiento limitado o nulo. | Muy bajo nominal. Alto riesgo real (inflación). | Muy alta | Pérdida asegurada de poder adquisitivo. |
Bonos gubernamentales | Moderado (~4–9% anual) | Bajo | Alta | Relativamente seguros. Existen bonos indexados. |
Bonos corporativos | Moderado–Alto (6–12%) | Medio | Media-Alta | Mayor riesgo. Ingresos fijos atractivos. |
Acciones (renta variable) | Alto a largo plazo (~7–10% promedio) | Moderado–Alto | Muy alta | Superan inflación a largo plazo, volátiles. |
Nota: Existen otras opciones de inversión de bajo riesgo (p.ej., bienes raíces residenciales, certificados bancarios, fondos de dinero, etc.) pero las anteriores cubren las más relevantes mencionadas (oro, cash, activos fijos, inversiones líquidas). Una alternativa intermedia en bienes raíces son las Inversiones Tokenizadas, fideicomisos inmobiliarios que características de inmuebles (rentas, dividendos periódicos) con liquidez cercana a la acción; su riesgo y rendimiento estarían entre “bodega física” y “acciones”. Asimismo, instrumentos como depósitos a plazo o UDIBONOS (bonos mexicanos indexados a inflación) podrían considerarse inversiones “semifijas” útiles para conservar valor, aunque por simplicidad no los detallamos en la tabla.
Recomendación de asignación de patrimonio (portafolios conservador vs moderado)
Dada la situación planteada – un inversionista con situación económica holgada, cuyo objetivo principal es conservar y hacer crecer su patrimonio con bajo o medio riesgo – es esencial estructurar un portafolio diversificado. La diversificación permite balancear las fuentes de rendimiento y los riesgos: combina activos de refugio, activos generadores de ingresos estables, e incluso una porción de activos de crecimiento moderado para superar la inflación a largo plazo. A continuación se presentan dos ejemplos de asignación de activos, para un perfil conservador y otro moderado. En ambos casos se asume que el inversionista ya tiene cubiertas sus necesidades de liquidez para vivir, por lo que el enfoque es inversión patrimonial de excedentes, con horizonte de largo plazo.
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Perfil Conservador: Priorizamos preservación del capital y estabilidad sobre la rentabilidad. La cartera conservadora propone una mayoría en instrumentos seguros (bonos gubernamentales, efectivo) y una menor exposición a activos volátiles, aunque sin olvidar cierta protección contra inflación mediante oro e inmuebles. Un ejemplo de distribución podría ser: 60% en renta fija (bonos soberanos de alta calidad, local e internacional, escalonados en plazos), 20% en inmuebles industriales (por su flujo estable y cobertura inflacionaria), 10% en oro (seguro ante eventos extremos), 10% en efectivo o equivalentes (para liquidez y posibles oportunidades). Opcionalmente, si se desea algo de crecimiento, se podría destinar una pequeña fracción (~5% o menos) a acciones defensivas o fondos indexados globales, pero no es imprescindible. Lo importante es que el grueso (80–90%) esté en activos de muy bajo riesgo. Este portafolio sacrifica parte de la rentabilidad potencial a cambio de dormir tranquilo ante casi cualquier tormenta económica.
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Perfil Moderado: Aún orientado a la seguridad, pero incorporando más activos de rendimiento para ganarle a la inflación en el largo plazo. Se mantiene diversificación amplia, pero con algo más de peso en inmuebles y quizás renta variable que en el caso conservador. Por ejemplo: 40% bonos (instrumentos de renta fija, incluyendo corporativos de alta calidad para mejorar rendimiento promedio), 25% inmuebles (principalmente bodegas industriales y quizás algo de bienes raíces comerciales o residenciales, incluso vía FIBRAs, para obtener renta periódica y plusvalía), 10% oro (se mantiene como cobertura, aunque podría bajarse ligeramente si el inversionista prefiere no inmovilizar tanto en metal), 5% efectivo (lo mínimo para emergencias, evitando tener capital ocioso), y 20% en acciones o fondos indexados diversificados (ej. un ETF global MSCI World o S&P500, o acciones de empresas sólidas). Esta porción de renta variable introduce volatilidad moderada, pero a largo plazo puede impulsar el crecimiento del portafolio y actuar como cobertura contra inflación persistente (las empresas suben sus precios con la inflación, protegiendo sus ingresos). El perfil moderado acepta fluctuaciones de corto plazo en pos de lograr un rendimiento real positivo más alto en el tiempo, pero sigue siendo prudente (evita concentraciones excesivas o activos especulativos).
Para mayor claridad, veamos una tabla comparativa de la asignación porcentual sugerida para cada perfil:
Clase de Activo | Portafolio Conservador | Portafolio Moderado |
---|---|---|
Inmuebles industriales | 30% (aprox.) | 45% (aprox.) |
Oro u otros metales preciosos | 10% | 10% |
Efectivo y equivalentes | 15% | 5% |
Renta fija (bonos) | 45% | 25% |
Renta variable (acciones/fondos) | 0% (opcional hasta 5%) | 15% |
TOTAL | 100% | 100% |
Notas: Estas distribuciones son orientativas. Pueden ajustarse según la situación personal, expectativas y tolerancia al riesgo del inversionista. Por ejemplo, un conservador puro podría incluso aumentar bonos al 70% y no tener nada en acciones ni inmuebles, aunque entonces su riesgo inflacionario sería mayor. En cambio, el perfil moderado podría subir acciones al 30% si busca algo más de crecimiento y bajar un poco bonos u oro. Pero en todos los casos se recomienda diversificar en varias clases para no depender de un solo tipo de activo. También es prudente diversificar dentro de cada clase: por ejemplo, en renta fija repartir entre bonos en MXN y en USD (protegiéndose ante movimientos cambiarios), en inmuebles idealmente tener exposición a distintos mercados (no solo México sino quizá algo en EE.UU. vía un REIT, o distintas ubicaciones dentro de México), y en acciones tener un fondo global en vez de solo acciones locales.
En conclusión, bajo el contexto económico actual de posible proteccionismo y volatilidad global, invertir en activos fijos como bodegas industriales puede ser una estrategia conveniente para preservar y hacer crecer patrimonio, siempre y cuando se maneje dentro de un portafolio equilibrado. Las naves industriales en México ofrecen hoy una combinación muy atractiva de ingresos estables, apreciación potencial e índice de inflación, aprovechando tendencias como el nearshoring, aunque conlleven riesgos propios de mercado emergente. Complementarlas con activos líquidos de bajo riesgo (bonos, efectivo) y con activos refugio (oro) permite capear escenarios adversos (inflación alta, recesión global, shocks políticos) con mayor tranquilidad. Para quien ya tiene resuelta su jubilación y gastos de vida, la prioridad debe ser no tanto la maximización agresiva de rendimientos, sino conservar el capital en términos reales y obtener un crecimiento moderado pero seguro. Los ejemplos de portafolios sugeridos – conservador y moderado – buscan justamente ese balance: que el patrimonio atraviese cualquier “efecto Trump” o turbulencia económica bien protegido contra la inflación, generando a la vez rentas y modestos crecimientos que en el tiempo siguen haciendo más grande el legado financiero de la persona.
TABLA DE RIESGOS AMPLIADA
Activo | Rendimiento Esperado | Nivel de Riesgo | Liquidez | Inflación e Incertidumbre |
---|---|---|---|---|
Bodega industrial (Inmueble) | Alto (en MX: ~8–12% anual por rentas más plusvalía potencial. Ejemplo: ~11% anual en MXN con rentas promocionales; en USD en EE.UU.: ~5–7%). | Medio. Valor puede fluctuar según mercado inmobiliario y situación económica del inquilino. Riesgo de vacancia y costos de mantenimiento. | Baja. No es fácil vender rápido una nave; transacciones inmobiliarias toman meses. (Más líquida vía FIBRAS/REITs, pero directamente es activo fijo) | Buena cobertura contra inflación (rentas indexadas, valor ligado a costo de reposición). Activo real tangible, demanda relativamente estable. Incertidumbre aumenta su atractivo, pero poco líquido en crisis. |
Oro (metal precioso) | Variable/Moderado. No genera flujo; su ganancia depende de apreciación del precio. Históricamente mantiene valor real en el largo plazo. Ejemplo: +39% en 2024-25 por demanda refugio, pero puede pasar años lateral. | Bajo-Medio. No tiene riesgo de default (es un elemento físico), pero su precio es volátil según mercados. Puede caer en periodos de estabilidad económica. | Alta. Muy líquido; se puede comprar/vender oro fácilmente en mercados globales casi al instante. | Es considerado activo refugio. Tiende a subir con alta inflación o crisis. Protege valor en el largo plazo, aunque en entornos de tasas altas puede rezagarse (no paga intereses). |
Efectivo (dinero en cuenta o cash) | Bajo. Rendimiento nominal casi nulo si se guarda “bajo el colchón”. En cuenta bancaria o fondo de dinero, podría ganar ~0–5% anual según moneda y país (ej. tasas en MXN altas ~9%, en USD ~4-5% en 2024). | Muy bajo en términos nominales (no hay volatilidad de precio, 1 peso sigue siendo 1 peso). Alto riesgo en términos reales: garantiza pérdida de valor con inflación alta. | Muy alta. Es la inversión más líquida; disponibilidad inmediata para cualquier gasto o para aprovechar oportunidades. | Pésima cobertura ante inflación: el efectivo pierde poder adquisitivo si los precios suben. En entornos inciertos, tener algo de liquidez es prudente para emergencias, pero excederse implica erosión segura del patrimonio real. |
Bonos gubernamentales (deuda pública) | Moderado. Rendimiento fijo conocido si se mantienen a vencimiento. Ej: bonos del Tesoro EE.UU. ~4–5% anual; CETES México ~9% en 2024. Retorno real depende de la inflación (positivo si tasa > inflación). | Bajo. Riesgo de crédito muy bajo en gobiernos solventes (EE.UU., México calificación grado de inversión). Tienen riesgo de tasa de interés: si necesitas vender antes de vencimiento y las tasas subieron, el precio baja. | Alta. El mercado de bonos es grande y líquido; fácil comprar/vender bonos soberanos en mercados secundarios (aunque montos menores podrían tener pequeña penalización). | Son una inversión conservadora clásica. Los bonos a tasa fija pueden verse afectados por inflación. No obstante, hay bonos indexados a inflación que eliminan ese riesgo. En incertidumbre, los bonos de gobiernos fuertes se consideran casi tan seguros como el cash. |
Bonos corporativos (de empresas) | Moderado. Pagan interés algo mayor que bonos gubernamentales. Por ejemplo, bonos de empresas grado inversión pueden rendir +1-3 puntos sobre soberano; deuda de empresas medianas o high-yield mucho más (10%+), con mayor riesgo. | Medio. Dependiendo de la solidez de la empresa emisora. Existe riesgo de impago (default) si la empresa quiebra. También tienen riesgo de tasa como los gubernamentales. | Media-Alta. Bonos de grandes empresas se negocian con relativa facilidad, aunque menos líquido que deuda pública. Bonos de emisores pequeños o high-yield pueden ser bastante ilíquidos en crisis. | Ofrecen ingresos fijos mayores, pero con más riesgo crediticio. En inflación alta, sufren similar a bonos gubernamentales (a menos que el cupón sea variable). En una recesión o crisis, los bonos privados pueden caer si aumenta la percepción de riesgo de las empresas. |
Acciones (renta variable) (empresa/índice bursátil) | Alto en el largo plazo, pero muy incierto corto plazo. Históricamente bolsas globales ~7-10% anual promedio. Dividendos ~2-4% + apreciación de capital. Puede haber años de +20% y años de -20% o peor. | Moderado-Alto. Volatilidad significativa según mercados y resultados empresariales. No ofrecen garantía de retorno; su cotización puede caer fuerte con crisis o malas noticias. Riesgo disminuye con portafolio diversificado a largo plazo. | Muy alta. Las acciones listadas se pueden comprar o vender en segundos en mercados financieros. La liquidez es una de sus ventajas, aunque también contribuye a su volatilidad. | A largo plazo suelen superar la inflación (porque empresas pueden subir precios y crecer). En incertidumbre suelen ser las primeras en caer por fuga a refugios. No son conservadoras, pero un perfil moderado puede incluir acciones de calidad para crecimiento. |
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